lunes, octubre 31, 2011

EL PINCHAZO ETERNO


Pues eso, que hoy toca hablar de la constatación de una leyenda que hasta que no lo he sufrido en mis propias carnes no he podido dar fe de ello... Nos situamos en Murcia, sábado por la mañana, dispuestos a hacer una salida de 80 kilómetros en la bici, cielo encapotado,negro a más no poder por el Levante, viento húmedo amenazando lluvia como si no costara, pues allí íbamos los cuatro valientes, Alejandro, Juanico, Campillo y un servidor....A punto de tocar Abanilla con el cielo de los dedos se oye a Campillo decir la frase máldita, !HE PINCHADO!, los tres nos quedamos helados, Dios mío!!! y ahora qué?, claro,los tres éramos conscientes de que el susdicho personaje querría cambiar la cámara él sólo,estaba presto y dispuesto a hacer frente al problema sin la ayuda de nadie, aunque según Alejandro algún guiño al todopoderoso se le escapó.., serio, concentrado, con la sangre fría propia de un asesino a sueldo el Campillico se desmontó de su caballo Norteamericano y tras unos cinco interminables minutos para poder sacar la rueda empieza el auténtico espectáculo.... Alguien tiene cámara de válvula larga?, alguien tiene bomba para dar aire de valvula fina?, anda, el desmontador se me ha olvidado!!, bueno, bueno, con todo esto, la cámara sin cambiar, la lluvia se nos echó encima, el dueño de la nave donde nos alojamos para arreglar el pinchazo se nos acercó para preguntarnos que por qué estábamos tanto tiempo allí, le dijimos que el motivo era una averia, qué averia nos preguntó, y cuando le dijimos que era un pinchazo, casi se nos cae de risa, se fue el buen hombre, pero en la mirada se notaba que nos estaba diciendo Torpes, y eso es lo peor,porque a su buen juicio allí éramos todos unos manazas, y creo que no es justo que nos meta a todos en el mismo saco... A todo esto sigue lloviendo, yo más helado que una llave, sin motivación ninguna, En los boxes el caballo canadiense sigue sin aparecer,bueno, pues nos ponemos a tomar algo, mientras Campillo ya grasiento hasta las cejas sigue en su empeño, ojo! que de vez en cuanto ofrecíamos nuestra desinteresada ayuda, pero nada, allí estaba el mécanico de Ferrari dándole que te pego.... Al final después de unos insignificantes consejos se solucionó el problema. Campillico más feliz que unas castañuelas, encima sacando pecho, !Qué, has visto?, yo sólo!!, y efectivamente, que tiene su mérito, eh!, porque si cuento lo que pasó en Moratalla, o en Austria me falta papel.....

Bueno, pues al final ni se dignó a invitarnos a unas cervezas, ni un bocata, vamos, que ni un abrazo de gratitud, pero como somos tan buenas personas no se lo tendremos en cuenta y le seguiremos dejando que se venga con nosotros, y luego a luego hasta que nos cuente algún chiste de los suyos, que eso si que es un peligro, porque escuchar un chiste del señor Campillo encima de la bici y más si tienes el estómago vacio el amago de accidente es fijo... olé.

1 comentario:

XARLI dijo...

Como diría el poeta: ¡coñio! ¡y yo me lo he perdío!... Voy a tener que dejar de salir con vosotros que os empezáis a contagiar peligrosamente de la insidiosa enfermedad crónica conocida como "mal del globero". Y no tiene vacuna ni ná. Cuidao.